Queríamos mostraros nuestro agradecimiento por acompañarnos cada día en este bonito camino y hemos pensado que la mejor forma de hacerlo era abriéndoos las puertas de Ainkaren y contaros un poco como es un día cualquiera en la casa-cuna.
Lo primero que diremos es que en Ainkaren existen unas normas de convivencia, como las hay en cualquier hogar, para que todo fluya como debe y resulte en una experiencia grata para todos los implicados. Nos preocupamos mucho por crear un entorno que sea acogedor, pacífico y agradable para todas nuestras mamás, pero sobre todo para sus niños.
En la casa-cuna proporcionamos a nuestras mamás ayuda asistencial, pero también formativa. Esta formación incluye la gestión familiar y económica de un hogar. Nuestro objetivo es que cuando nos abandonen sepan hacer frente a todo lo que les va a tocar enfrentarse con la familia que ahora empiezan a formar aquí con sus pequeños.
En este sentido, cada semana se hace repartición de las tareas del hogar: guardería, cocina, lavandería, compra, despensa, etc. De esta forma, Ainkaren se asegura de que todas las residentes participen en todas las tareas, y no solo en las que les gustan, y puedan así mejorar y perfeccionar sus habilidades en cada una de las disciplinas.
En Ainkaren el día empieza a las 9:00, cuando todas las mamás se reúnen en el comedor para desayunar y dar así comienzo a la jornada. Entre tanto, quiénes esa semana tienen que hacer la colada se levantan antes para hacerla y el resto se encargan de colocar y organizar la despensa, si hubiera que hacerlo ese día.
Después, muchas de ellas abandonan la casa para ocuparse de sus respectivos compromisos: ir a trabajar, hacer entrevistas de trabajo o cualquier otra diligencia que tengan que hacer ese día. Mientras, las mamás que quedan en la casa se encargan, en conjunto con las voluntarias, de cuidar en la guardería a los bebés de la casa-cuna.
Otras se encargan de la cocina, incluido el preparar comida y cena. Por la tarde, las mamás de la casa tienen algunas horas libres y aquellas que lo desean pueden salir y disfrutar de un tiempo de ocio, tan preciado, con sus hijos.
En Ainkaren somos una familia y como tal nos comportamos. Las mamás y voluntarias siempre están dispuestas a ayudarse cuando lo necesitan. Por ejemplo, en sus días libres se encargan de recoger del colegio a los hijos de las mamás que están trabajando, dormirlos y darles de comer. Por no hablar del apoyo brindado por la incombustible presidenta, Teresa González.
Las mamás están en todo momentos asistidas por una responsable de la casa-cuna que está ahí para cualquier cosa que puedan necesitar, así como para solucionar posibles disputas o desacuerdos que surjan. En la casa tenemos tres responsables que velan por las madres y sus pequeños las 24 horas del día, en horarios de mañana y tarde-noche.
En la casa tenemos mamás procedentes de diferentes lugares por lo que, pese a la barrera cultural e idiomática inicial, es algo muy enriquecedor para ellas. Les sirve para conocer costumbres, palabras y hasta platos típicos de otros países.
En muchas ocasiones, en la casa-cuna se forman vínculos y relaciones de amistad, a raíz de haber pasado por un mismo proceso, que perviven una vez salen de la casa, así como su relación con Ainkaren. Intentamos no perder nunca el contacto.